¿Acoger a mayores de 7 años? 4 testimonios
19 de septiembre de 2024
¿Acoger a mayores de 7 años? Es muy difícil encontrar familias para niños y niñas «mayores». Si entran en un centro con 6 o 7 años, es muy probable que sigan allí hasta los 18 años. Patricia, Silvana, Lucía y Hamsa no se conocen pero tienen un pasado común: a todos les acogieron con más de 7 años. Te dejamos con sus testimonios.
Patricia fue acogida con más de 7 años. Tenía 9.
La primera de las historias que te vamos a contar es la de Patricia. Patricia pasó a crecer a un centro cuando tenía 6 años. Su madre tenía un problema de adicción y tres hijos a los que no podía cuidar.
¿Cómo es crecer en un centro de menores? Patricia cuenta: “En la residencia iba al colegio y convivía con otros 10 o 12 niños. Allí, los cuidadores se preocupaban de hacer su trabajo, es decir, de que no nos cayéramos, de que no nos pasara nada, y de que hiciéramos los deberes… pero ahora puedo decir, que hasta que no llegué a mi familia de acogida, no me fui dando cuenta de las necesidades que tenía o que cualquier niño puede tener.“
Dice que su familia de acogida no solo se preocupaba de que hiciera los deberes, sino de que los hiciera bien. Además, también le preguntaban por qué tipo de ropa le gustaba o de que estuviera a gusto. “En una familia de acogida es donde de verdad creces como cualquier niño en una familia normal, donde te das cuenta de lo que te aportan unos padres y donde recibes su cariño, que para un niño es lo más importante”.
““Mientras estaba en la residencia de menores, los padres de mis compañeros de colegio se organizaron para que yo pudiese salir los fines de semana a un cumpleaños o a alguna actividad. Los que son ahora mis padres empezaron también a pedir permiso para llevarme una tarde a merendar, o al cine. Entonces surgió la posibilidad de que me fuese en acogida, y como ya nos conocíamos, también al que iba a ser mi hermano, pidieron acogerme, pero la Comunidad de Madrid les dijo que no. Hicieron presión y finalmente lo consiguieron, y cuando cumplí 18 años me adoptaron”
“Está perfectamente integrada. Nos costó a todos, pero hemos ido aprendiendo. A ella le costó tres años: hasta los 12 años no empezamos a verla feliz. Necesitó terapia. Cuando la abrazabas, ella se quedaba como diciendo: “¿Ahora qué es lo que tengo que hacer?”. Después, con el tiempo ella decía: “Abrázame un poco más” comenta Elvira, su madre primero de acogida y, posteriormente, adoptiva. Fue justo esto lo que nos sirvió de inspiración para uno de los spots de la primera edición de la campaña SOLO QUIERO UN HOGAR, donde mostrábamos la historia de un niño que no sabía abrazar a su compañera de clase.
Patricia sabe que tuvo suerte, porque es difícil que se acoja a niños y niñas de más de 7 años. Ella tenía 9 cuando pudo irse con la que ahora es su familia.
“Hay muchos niños y niñas que viven en centros esperando a ser acogidos; por muy bien que estés en un centro, y por muy buenas que sean algunas educadoras, no deja de ser un trabajo. Por ejemplo, mi educadora era encantadora, pero al final es un trabajo y cada ocho horas entra otro educador o educadora. Cuando un niño está malo lo está las 24 horas, necesita una familia que lo atienda y que le aporte un apego emocional”
Patricia ahora tiene más de 30 años y es profesora. Su historia puede verse como «un final feliz», lo que no quita para que Patricia haga una crítica al sistema “Para la Administración, los niños y niñas tutelados somos números, pero eso no puede ser. Somos personas que necesitamos ayuda y apoyo psicológico, y que además cargamos desde muy pequeños con una mochila muy pesada.»
Puedes leer más sobre el testimonio de Patricia como menor tutelada aquí.
Silvana fue acogida con más de 7 años. Tenía 10.
Nos venimos ahora para Andalucía, concretamente a nuestra provincia vecina, Cádiz. Allí viven Silvana y su hermana pequeña con una familia de acogida, pero, antes de eso, tuvieron que crecer en un centro de menores durante dos años. Silvana entró en el centro con 8 años. Tenía tan claro que no quería separarse de su hermana como que sería muy difícil que alguien las acogiera, a las dos juntas, siendo ella ya tan «mayor». Tenía 10 años cuando llegó su familia de acogida.
“El 16 de enero de 2016 me cambió la vida“ recuerda Silvana. “Cuando me dijeron que había una familia dispuesta a acogernos a las dos para mí fue una alegría y un milagro caído del cielo porque es muy difícil con esa edad“ Afortunadamente, Pepi y Juan las acogieron.
Aunque era algo que ella quería, supone un cambio tan grande que, no siempre es fácil “El proceso de adaptación fue fácil, pero a la vez duro porque para nosotras era una experiencia nueva […] No obstante, nos apoyaron desde el primer momento , como si llevásemos formando parte de la familia desde hace mucho tiempo y se nos hizo muy fácil la convivencia“.
Por su parte, Pepi y Juan llevan acogiendo más de 15 años. Tienen tres hijos biológicos y 6 nietos “Pero esto es distinto, esto es nuestro“ Por su casa han pasado desde bebés hasta adolescentes “Nunca hemos dicho que no“. Aseguran que el cambio se nota tras la primera semana en casa: “cambian el carácter, el brillo de los ojos, la manera de reír… Que pasen de sentarse en una punta del sofá a que se acurruquen contigo… Cambian totalmente. Son unas personas diferentes“
“Son niños que vienen con muchas carencias. Si les vas a dar un beso se quitan porque se piensan que les vas a hacer algo. Si les riñes ponen las manitas para cubrirse.“
Silvana, por su parte, quiere hacer hincapié en lo necesario que es que se acojan a niños y niñas mayores. “al ser niños de un centro creen que son delincuentes que van a llegar a su casa y les van a robar y no es así. Hoy en día cuesta que se acoja a niños grandes. Está muy bien ayudar a los más pequeños, pero creo que hay que hacerlo también con los que ya son algo mayores que se quedan en el centro porque, si no, ¿qué pasa con quienes cumplen los 18 años? ¿Se vuelven a la situación anterior donde estaban mal?“
“Yo siempre digo que cuando sea mayor también acogeré, porque si a mi me han ayudado… por qué no voy a ayudar yo a esos niños que de verdad lo necesitan“
Puedes saber más sobre el testimonio de Silvana como niña que creció en un centro de menores aquí.
Lucía fue acogida con más de 7 años. Tenía 13.
Lucía es un nombre ficticio. No todas las personas que pasan por esta experiencia quieren compartir sus datos de identificación personal. Fue acogida con 13 años. En la entrevista que le hicieron contaba que, estaba tan poco acostumbrada a tener libertad que, cuando llegó a su casa de acogida, estaba muy asustada: “no podía salir sola de casa, me ponía malísima, no podía quedarme sola, no podía ducharme con la puerta cerrada… Tenía miedo, pero miedo de todo“.
“Cuando me matriculó en el colegio pensé que nunca jamás iba a aprobar alguna asignatura… Y al final, con esfuerzo, clases particulares y muchísimo cariño, fui capaz“
El cambio, una vez más, se consigue gracias a estar en un hogar, con una familia de acogida que te apoya y te acompaña: «Yo salía a la calle porque me decía que así iba a perder el miedo, y ella venía detrás de mí, sin que yo me diese cuenta, llorando. Fue capaz de quitarme mis miedos con cariño».
Otro de los ámbitos donde muchas veces se nota el apoyo de una familia es en los estudios: “Cuando me matriculó en el colegio pensé que nunca jamás iba a aprobar alguna asignatura… Y al final, con esfuerzo, clases particulares y muchísimo cariño, fui capaz“
Su historia es la de una chica a la que se le dio una segunda oportunidad. Ahora, Lucía, tiene más de 18 años “No hemos perdido la relación, para mí ella es mi madre. A efectos prácticos, es mi familia a día de hoy“. Lucía es muy consciente de que su vida cambió gracias al acogimiento “Si no me hubiesen acogido, tengo claro que no estaría haciendo esto, ni mucho menos“. Sin embargo, sabe que, en los centros, sigue habiendo muchos chicos y chicas, adolescentes ya, creciendo en centros de menores, a los que es muy difícil encontrarles una familia de acogida:
“No tienen oportunidades y, aún por encima, se les confunde con delincuentes juveniles, aunque en realidad lo único que les pasa es que tienen una familia que no es la ideal“.
Por eso anima a todas las familias a acoger “Los jóvenes van a valorar muchísimas cosas de esa familia que los acoge: el apoyo, la confianza, el cariño… El 90% de sus problemas se solucionan con educación, con poner límites desde el principio“
Puedes leer más sobre la historia de Lucía y su acogimiento tras pasar por un centro de menores aquí.
Hamsa fue acogido con más de 7 años. Y con más de 18.
¿Qué pasa cuando creces en un centro de menores y cumples los 18 años?
Pues que dejas de ser menor y, por tanto, se acaba el sistema de protección. Hay ayudas, sí, pero nunca son suficientes. Esos niños y niñas crecieron, en su mayoría, con situaciones bastante complicadas. Pasaron su adolescencia en un centro, donde están bien cuidados, pero, en muchas ocasiones, los educadores y las educadoras no llegan a todo porque son muchos los chicos y las chicas a los que deben atender. Crecen sin el apoyo individualizado que se necesita tanto a esa edad. Sin que nadie se preocupe a diario por sus estudios, por cómo se encuentran, por que les vaya bien. Muchos de estos adolescentes crecen con miedo de cumplir la mayoría de edad. Hamsa fue uno de esos chicos.
Hamsa llegó a España con 15 años. Estuvo en un centro de menores hasta los 18. Luego pasó tres meses en albergues hasta que fue acogido por Gema en la opción de «acogida adulta»
“La diferencia entre un centro de menores y una familia de acogida es muy grande. El calor de la familia no te lo dan en el centro de menores. No te dedican el tiempo que te dedica una familia de acogida“
Gema tiene 55 años y lleva tiempo acogiendo a mayores de edad. Cuando hizo la entrevista tenía a cuatro conviviendo con ella. Hamsa era uno de ellos: “¿La gente qué espera de un marroquí?: al campo a trabajar, y él no quiso eso. Entonces yo le doy la posibilidad de que tenga una vida diferente a la que él tenía después de salir del centro. Él quería seguir estudiando y eso es lo que está haciendo“
Gema sabe que la gente tiene dudas. Es normal. “¿Problemas? Pues como todo el mundo. Verás, es que tú tienes un hijo biológico y no tienes una papeleta de, yo qué sé, de que tu hijo va a ser buen estudiante. […] Nadie sabe lo que su hijo va a ser. Y esta gente pues sí, vienen con una maleta, sí… Pero lo bonito del acogimiento es deshacer esta maleta e ir sacando todo.“
Y aprovecha para lanzar un mensaje “A una familia que se lo esté planteando le diría que ya es capaz. Es como tener un hijo biológico, que nadie sabe si es capaz o no. Y si te lo estás planteando, es porque eres capaz. Que dé el paso, que es un mundo y, la verdad, es que es muy chulo, que no se va a arrepentir.“ A lo que Hamsa añade: “Mi objetivo es ayudar a la gente. Como la gente me ha ayudado a mí entonces, yo también quiero ayudar a la gente“
Puedes ver más sobre este acogimiento de persona adulta llevado a cabo por Save The Children, aquí
Chicos y chicas de más de 7 años esperan una familia de acogida en Andalucía.
En Andalucía hay más de 2.300 chicos y chicas creciendo en centros, es decir, que se podrían acoger. El 90% tienen más de 13 años. Sin embargo, es muy difícil encontrar familias dispuestas a acoger a niños y niñas de más de 7 años. En Andalucía estamos intentando cambiar esto. De hecho, se ha aumentado la edad de los niños y niñas que pueden ir a un acogimiento de urgencia a los 13 años. Pero ¿y los que ya están en los centros? Hablamos de chicos y chicas con historias que podrían ser como la de Patricia, la de Silvana o la de Luisa. Piden una familia de acogida o colaboradora y es muy difícil decirles que no.PIDEN, sí. Porque se les pregunta si les gustaría tener una.
Se consulta con ellos y ellas si querrían salir con una familia, integrarse en un hogar con alguien que no conocen de nada. Dicen que sí y no hay familias suficientes.
Muchas veces están faltos de cariño. Quieren «normalizar» su vida. Las familias que han pasado por aquí cuentan que lo que más quieren estos chicos y chicas «mayores» son las cosas sencillas que pensamos que pueden tener todos los adolescentes: ver una peli acompañados en el sofá, poder elegir qué quieren para cenar, ir al campo o a la playa con la familia…
¿Qué son las familias colaboradoras?
Son familias que conviven con adolescentes (menores) durante periodos vacacionales y fines de semana. Hay pocas familias que se ofrezcan a acoger a chicos y chicas de 13, 15 o 17 años. Sin embargo, gracias a la opción de fines de semana y vacaciones, estos chicos y chicas tienen una oportunidad de vivir el ambiente de una familia y contar con un cariño, un apoyo y establecer unas relaciones sanas que le arropen. Por supuesto, se pide a la familia colaboradora que tenga un compromiso para con ése chico o ésa chica. Se convierten, en cierto sentido, en una familia para ellos y ellas, alguien en quien pueden confiar, alguien que se preocupe por ellos y ellas, alguien que les dé cariño.
Si te gustaría saber más sobre las Familias Colaboradoras de Andalucía, entra aquí
Si quieres saber más sobre cómo podría ser un acogimiento de un chico o chica mayor de 7 años, entra aquí.