4 Historias reales de acogimiento familiar por personas solteras

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30 de junio de 2023

¿Puedo acoger siendo una persona soltera? Por supuesto. Para acoger no importa ni el estado civil, ni la identidad género, ni la orientación sexual. Tampoco importa si tienes pareja o hijos/as o no. Estos niños, niñas y adolescentes lo que necesitan es mucho cariño. Saber lo que es el calor de un hogar. Tener a alguien que apueste por ellos todos los días. Por eso aquí queremos contarte historias reales de acogimiento por familias monomarentales.

Historia de una despedida en acogimiento con necesidades especiales

La despedida. La despedida es el gran temazo del acogimiento familiar. Siempre nos preguntáis por ella. La despedida es un duelo. No vamos a decir que la despedida no duele, porque no sería verdad. Es más, si duele es porque ese acogimiento ha funcionado. Significa que se han establecido unos vínculos de cariño y amor, que tan necesarios son en gran parte de los casos. Así que, vamos a contarte la historia de Salomé que acogió a Antonio cuando tenía 7 años y una discapacidad física del 68%.
Acogimiento familiar monomarental de niño con necesidades especiales
Antonio llegó a España con solo 18 meses. Sufría una enfermedad muy poco frecuente de la que solo se recuperan el 30%. Antonio la superó y siempre tuvo claro que ir con una familia sería algo positivo para él: «Sabía que me iba a gustar estar con una familia porque, como allí [en el centro] lo pasaba más o menos, pues dije que sí rápidamente, porque sabía que me lo iba a pasar bien».

Por su parte, Salomé vivía sola y tenía cierta estabilidad laboral, económica y emocional: «dije ahora es mi momento vital, ahora sí que puedo hacer esto. […] Al final los miedos se tienen siempre en la vida, pero hay que lanzarse, si no, nunca vas a hacer cosas» Salomé Hercé hizo estas declaraciones en una entrevista realizada justo el día antes de su despedida.

Debido a sus problemas de salud, Antonio y Salomé han vivido varios hospitales, una operación, muchas curas o una silla de ruedas durante varios meses… Esto no impidió que tuvieran buenos momentos… «Me enseñó a tocar el piano, a saltar a la comba, a leer, a escribir… […] Antonio es todo un ejemplo de superación y de resiliencia. Hace todo lo que se propone». Asegura Salomé, que hace especial hincapié en lo necesarias que son las familias de acogida:

«Por ejemplo, un niño o una niña que está en una residencia, igual hace una actuación en el cole y no va a a verle nadie».

En esta entrevista participó también la madre biológica de Antonio: «Nosotros teníamos contacto un a vez a la semana y ella ha trabajado para que yo esté siempre presente en la vida del niño».

En cuanto al momento de la despedida que se avecinaba, Salomé respondió:  «Yo le ponía el ejemplo de que es como si tú te encuentras a un pajarito con el ala rota. Pues tú le das de comer, le curas, le cuidas pero, llega un día, en que ese pajarito está bien y echa a volar. Ése día es el que ha llegado ahora y él lo entiende perfectamente con la metáfora del pajarito. Y él sabe que tiene que volar a su nido, en África, con su mamá».

Puedes escuchar esta entrevista sobre acogimiento familiar de un niño con necesidades especiales aquí.

Historia una madre acogedora que unió a las dos familias de sus peques acogidos

Habitualmente no suele haber relación con los peques que has acogido una vez se van de casa. Sin embargo, Reichel Romarís, o Rei, como prefiere que la llamen, consiguió hacer un encuentro con las familias de sus dos primeros bebés acogidos. Una  había vuelto con su familia de origen y el otro había salido en adopción con una familia homoparental. En esa barbacoa estaba todo el mundo que había participado en su historia de acogimiento. Sí, incluso con amistades y familiares que habían ayudado: «fue un día maravilloso para todos»

Testimonio acogimiento familiar madre soltera

Eso de que «cada caso es único» casi que también podría aplicarse a la historia de cómo comienzan las familias en esta medida de protección. Rei empezó a acoger precisamente por problemas de salud. Se vio jubilada antes de tiempo y con una discapacidad. Tras mucho «trabajarse», descubrió el acogimiento familiar: «llamé, pedí información y pensé esto es lo mío.»

Eligió la modalidad de urgencia y la llamaron para su primer acogimiento: «Me dijeron que era una bebé que estaba a punto de nacer. Hablé con mis hijos y me dijeron que ok. Así que, el 14 de febrero, nunca se me olvidará, la conocimos. La recogí con 4 días y estuvo con nosotros 6 meses

Esta niña volvió con su bisabuela (familia de origen). Un día, al principio, cuando estaban empezando con el acoplamiento, Rei iba con la niña y se encontró con la bisabuela. Rei no dijo nada. Con el tiempo se enteró de que la bisabuela había pensado que Rei era una trabajadora social. Cuando, finalmente, se conocieron «Me dijo ‘¡Eras tú! En esos ojos solo podía haber amor». Y nos abrazamos llorando.

Tras esta primera niña, llegó su segundo bebé de acogida que tenía problemas de salud y «no tenía a nadie que le abrazara. Las enfermeras solo podían cogerlo un rato. Me dijeron si podía ir al hospital para cogerlo y ver cómo reaccionaba. Mejoró de una forma increíble. Al día siguiente le dieron el alta».

Tras un tiempo con ella, conoció a sus dos papás adoptivos «Nos abrazamos llorando y me daban las gracias por cuidar de nuestro hijo. Llevaban 5 años esperando» Sin embargo, era marzo de 2020 y tuvieron que frenar el acoplamiento por el confinamiento. «Tú imagínate a esos padres» Así que, se pasó el confinamiento haciendo videollamadas con ellos «Cuando pudo ir con ellos, les llamó papás».

Rei siempre ha tenido en consideración a las familias de sus peques acogidos, por eso quiso hacer el encuentro con la bisabuela de su primera bebé y la pareja que adoptó a su segundo bebé acogido:

«Se trata de la familia un bebé al que amas. Debes respetarla y no juzgarla porque no solo estamos ayudando a esos bebés, sino a una familia entera» 

A una familia que se plantee acoger, Rei les diría «Que busquen mucha información, que hablen con muchas familias de acogida y, sobre todo, que lo hagan desde el corazón.» Cuenta que la gente le decía que no se lo iban a dar por ser pensionista o tener la enfermedad pero ella siguió adelante con el proceso. «Que no esperen a tener una mejor situación, que lo hagan porque si esperamos igual nunca se lleva a cabo. Y lo que más necesitan estos niños y niñas son cuidados, mimos y amor.»

Reichel tuvo que mudarse. Ahora vive en Galicia y allí ha querido seguir acogiendo. Ya va por su segundo bebé en esa comunidad. Conocemos su historia gracias a que un día comentó en nuestras redes y quiso compartir su experiencia. Siempre se lo agradeceremos.

Historia de un acogimiento con despedida y regreso

Como siempre decimos, en acogimiento, cada caso es único y para muestra la historia de Nuria. Acogió a María con 4 años, tras un tiempo con ella, la niña pasó a vivir con unos familiares, sin embargo, esa situación no funcionaba bien y María regresó con Nuria en acogimiento permanente. «Con la niña yo siempre he hablado muy abiertamente de esto, de que ella tiene su familia biológica así que cuando se marchó yo lloré y lloré mucho»
Nuria es madre de acogida soltera permanente

Nuria trabaja en Cruz Roja. Escuchaba a sus compañeras hablar sobre los niños y niñas en situaciones de riesgo y pensó que ella crearía familia de una manera diferente, sería madre soltera de acogida. «Un martes a mediodía me avisaron de que el lunes siguiente llegaría. Rápidamente saqué mis cosas de la que iba a ser su habitación, hice hueco para las suyas -aunque no sabía si vendría con ropa o qué traería-, conseguí una silla para el coche y con una de mis amigas repasamos aspectos a tener en cuenta para su cuidado: qué comen los niños con 4 años, si usan o no pañal, medicinas, etc»

Como decíamos al inicio de esta publicación, no es necesario tener hijos o hijas propios para acoger: «Yo he cuidado niños pero no había convivido nunca hasta ahora con un pequeño que estuviera a mi cargo. De repente se te presentan un montón de dudas. ¿Habrá que hacerle purés? ¿Comerá de todo? ¿Tendrá ropa? ¿Cómo será? Y la verdad es que he tenido mucha suerte, porque esta peque es una gozada.»

Cuando Nuria hablaba de la primera vez que acogió a María también le hacían la clásica pregunta: «‘¿Y cuando se vaya?’. Y yo respondo que ahora estoy viviendo esto y que esa ausencia ya la viviré. Soy muy consciente de ello y sé que lo pasaré mal, que tendré que vivir un periodo de duelo. Es lo que hay. Pero eso no hace que me contenga. Me doy al 100%. Con lo cariñosa que es, ¿cómo me voy a contener? Si me derrito cuando la oigo por la casa llamándome -Nuri, Nuri, ¿dónde estás?-, o cuando la despierto y nos acurrucamos un rato en mi cama y me la como a besos.»

Sin embargo, como contábamos antes, hubo un día en el que María se fue… Lo que Nuria no sabía es que acabaría regresando. Ahora María tiene ya 11 años y está en acogimiento permanente con Nuria:

«Hablamos con frecuencia de su familia biológica porque creo que es bueno para su salud emocional y también de la relación que nos une, que es muy especial. Desde el principio me llamó mamá y me pide que yo a ella le llame hija»

Nuria contó hace unos meses cómo sigue su acogimiento permanente, puedes leerlo aquí.

Historia de un acogimiento de dos hermanos adolescentes

Hablamos de familias monomarentales porque hay una mayoría de mujeres en esta modalidad. Pero, por supuesto, también hay hombres que acogen sin tener pareja y esa es, precisamente, la historia de Javier, que acogió a dos chavales con 11 y 12 años, respectivamente. Ya tienen más de 25 años y siguen viviendo con él: «Creo que es la mejor decisión que he adoptado en mi vida».
acogimiento familiar de dos hermanos adolescentes

Javier tenía claro que quería ser padre. Y estaba conforme con el objetivo principal del acogimiento que es ayudar a un niño o una niña que lo necesita: «La adopción era complicada y opté por un acogimiento permanente.» Como siempre decimos, lo que más hace falta son familias para niños y niñas mayores de 7 años o grupos de hermanos. «En mi caso fue muy rápido: tardaron 3 meses. Llegaron un 7 de noviembre y todos los 7 de noviembre celebramos nuestro ‘aniversario’ «. En un primer momento, Javier sólo iba a acoger a uno, pero cuando le propusieron a los dos hermanos, Javier tuvo claro que no quería separarles. «Les dije que por supuesto que sí».

El acoplamiento también fue muy rápido. Javier comentaba que había sido un gran cambio: «Ellos vinieron un jueves a conocernos con sus educadores y el sábado ya estaban viviendo conmigo. […] Formamos una familia creo que muy maja.»

Las familias monoparentales suelen necesitar una red de apoyo y, en este caso, Javier tenía a su madre y a su hermana. Aunque ya fallecieron, Javier contaba que «hubo momentos en los que mi hermana hacía más de tía que de madre».

Y, si antes hablábamos de despedidas y bebés, en esta historia llegamos a la edad adulta: «Cuando llegan los 18 años, es igual que con una familia biológica: el chico ya es mayor de edad y puede decidir lo que quiera hacer. Antes de cerrar el expediente les preguntaron a ambos que qué es lo que iban a hacer y optaron por quedarse en casa. Y aquí siguen«

«Yo muchas veces les digo que quiero ser abuelo y que quiero llevar a mis nietos a pasear al parque. Todo se andará».

Puedes ver a Javier contándote su propia historia de acogimiento familiar monoparental aquí.

Salomé, Reichel, Nuria y Javier: GRACIAS.

Si quieres saber más sobre cómo acoger, ya sea con pareja o sin ella, aquí nos tienes. Puedes escribirnos un correo a infania[@]infania.org o contactar a través de nuestras redes sociales, donde, habitualmente, contamos múltiples testimonios como estos.